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  • Adriana Coines

Tiré mi dinero a la basura



¿Cómo lidiar con el sentimiento de culpa de estar tirando tu dinero a la basura cuando haces una limpieza minimalista?


Pues sí, yo también tiré muchas veces mi dinero a la basura en mi época anterior al minimalismo. Compré cosas que no me aportaron nada, que incluso me dieron problemas, y que acabé desechando con un gran sentimiento de culpa. Como, por ejemplo, aquellas botas carísimas que solo me puse una vez y me destrozaron los pies; o tantísima ropa que compré en un impulso y que luego no me gustaba o no me quedaba bien; o esos productos de cosmética caros que me destrozaban la piel y el cabello...


En fin, podría hacer una larga lista, pero ya os hacéis una idea. No pretendo hacer este video para marujearos mis numerosas meteduras de pata, sino para ayudaros con mi experiencia, que creo que es más interesante. Porque hacer una limpieza minimalista de tu casa suele suponer tirar a la basura multitud de objetos que costaron un dinero. Incluso si donas o regalas muchas de esas cosas, uno sigue sintiendo la amargura de haber tirado el dinero a la basura, y ésta es una pregunta que me hacéis

recurrentemente: ¿Cómo lidiar con el sentimiento de culpa de estar tirando tu dinero a la basura cuando haces una limpieza minimalista?


Es una sensación tan fea que puede llegar a bloquearte totalmente en tu proceso minimalista. Y sí, a mí también me pasó, y quiero contarte lo que hice.


Lo primero que hice fue intentar vender o donar todo lo que fuera posible. Es una fantástica opción, y, aunque tú pierdes tu dinero de todas maneras, o una parte de tu dinero, de esta forma te aseguras de alargar la vida útil de esos objetos, y además les estás haciendo un favor a otras personas que necesitan aquello que tú ya no quieres. Ésta es una buena opción.


Pero, inevitablemente, en una limpieza minimalista va a haber muchas cosas que se van a la basura. Cosas que no se pueden reutilizar, como, por ejemplo, productos abiertos o caducados. Son cosas que se van a la basura, y da mucho cargo de conciencia, tanto por el dinero como también por una cuestión de medio ambiente.


Pues, bien, éstas son mis reflexiones al respecto.

  • Como bien dice Marie Kondo, despídete con agradecimiento.

  • Las compras nunca ha sido en vano si me han servido para aprender una lección muy importante: que no necesito este tipo de cosas para ser feliz y que no necesito volver a comprarlas nunca más.

  • La experiencia de sacar de golpe tantas cosas en las que desperdiciaste tu dinero es tan impactante que te aseguro que empezarás a comprar de una forma mucho más consciente y responsable.

  • Es duro tirar estas cosas, pero a la larga es altamente beneficioso para tu consciencia, para tu bolsillo y para el planeta.

Un estilo de vida minimalista es precisamente lo que hará que dejes de comprar cosas que no necesitas. Sí, sabe fatal, pero necesitas liberarte de todas esas cosas que ya no necesitas cuanto antes, para poder cambiar tus hábitos. Porque piensa una cosa: si, por ejemplo, tienes tu cuarto de baño lleno de potingues que no utilizas y no los tiras porque te da cargo de conciencia, es muy probable que sigas con tu hábito de comprar potingues que no necesitas; pero si los tiras todos de una vez y tomas realmente consciencia del sinsentido y dejas tu baño despejado y reluciente, ¿a que te lo pensarás muy bien la próxima vez que vayas a comprar?


¿Te sientes culpable? Pues mi consejo es que tengas la valentía de sentir esa culpa, porque esa culpa te ayudará a entender cuáles de tus hábitos son incoherentes con tus valores, y una vez que has tomado consciencia quédate tranquilo, porque no hay culpa, pero sí que puedes asumir tu responsabilidad para cambiar la situación.


En este vídeo te explico mejor la diferencia entre la culpa y la responsabilidad.


O sea, que no podemos cambiar nuestros errores del pasado, pero sí que tenemos la responsabilidad de mejorar nuestros hábitos, una vez que somos conscientes del problema. Libérate de una vez por todas de esos objetos que te hacen sentir mal cada vez que los ves, y hazte la promesa sincera de no volver a comprar nunca más cosas que no necesitas.



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